El único campo forjador de la Patria es el Campo Popular


Durante el conflicto impulsado por los empresarios del agro, usando de ariete a algunos pequeños productores y a ciertos sectores de la clase media urbana, oímos casi hasta el hastío sobre el rol del “campo” en el surgimiento y crecimiento de nuestro país.
Estos señores trataron y tratan de adueñarse de los símbolos patrios, como la bandera y la escarapela, detrás de la idea de que el modelo agro-exportador que fundo la oligarquía argentina es no solo responsable de la riqueza de nuestro país sino también su destino eterno e ineludible, porque ese es el “modelo argentino”.
Se olvidan estos señores que las grandes epopeyas, las más heroicas proezas de nuestra historia no fueron ni por cerca lideradas ni protagonizadas por los oligarcas con olor a bosta.
El único protagonista de las mismas fue el pueblo organizado.
Ese pueblo, al que hoy no les importa dejar sin comida, fue el verdadero forjador de nuestra Patria.
Ese pueblo que conformó el Ejército de los Andes para contribuir a la liberación de nuestro continente.
Ese pueblo que defendió nuestras fronteras en las guerrillas de Guemes y Juana Azurduy.
Ese pueblo que lucho por un país independiente con una incipiente producción propia en las montoneras federales.
Ese pueblo que peleo por la participación de una parte excluida en la toma de decisiones a principios del siglo XX.
Ese pueblo que reclamo definitivamente el protagonismo que deben tener los trabajadores y que brego por las 3 banderas del peronismo a partir del 17 de Octubre de 1945.
Ese pueblo que quiso tomar el cielo por asalto a partir del Cordobazo y durante la década del 70.
Ese pueblo que la ultima dictadura (apañada por muchos de los “patriotas” de hoy) asesinó, persiguió y desapareció para instalar el modelo económico más injusto de nuestra historia.
Ese pueblo que peleo por nuestras Malvinas a pesar de las maquinaciones autojustificatorias y del abandono de aquellos que fueron valientes para torturar pero se rindieron sin disparar un tiro en esa guerra.
Ese pueblo que combatió el hambre y la miseria en las rutas de nuestro país (esas de las que hoy se quieren apropiar los que ni por cerca sufrieron la desocupación, la indigencia, la exclusión y el ninguneo por el que transitó y transita gran parte de nuestros hermanos).
Ese pueblo que le dijo basta al neoliberalismo el 19 y el 20 de diciembre de 2001.
El pueblo de Maxi, el pueblo de Darío.
El mismo pueblo que hoy luego de empezar a salir del infierno está decidido a encabezar la pelea por una justa distribución de la riqueza y la construcción de un país verdaderamente para todos.
Ese pueblo, señores del “campo”, no se va a dejar intimidar por el desabastecimiento, por la expropiación de sus métodos de lucha (entre tantas otras expropiaciones a las que ustedes lo han sometido), por el ruido de las cacerolas (mas parecidas a las del 73 en Chile que a las de nuestro Diciembre), ni se va a dejar llevar por sus añoranzas de un país manejado por la “mano invisible” del mercado, sin intervención estatal.
Este pueblo y todos los sectores que lo conforman, el llamado campo popular, no se detendrá porque detrás suyo tiene innumerables victorias y derrotas en la lucha por un país mas justo y no se cegó por las primeras ni se intimidó por las segundas.
Por eso defendemos las retenciones móviles, base de la redistribución pendiente y encabezaremos la lucha por todos los cambios y profundizaciones que hagan falta para ésta.
Lo haremos con la bandera argentina en la mano y con la escarapela en el corazón. Porque esos símbolos son y serán nuestros, de todo el pueblo, y nunca, pero nunca serán de aquellos que los mancillaron postrándose de rodillas ante la potencia de turno y los ensuciaron con la sangre de los mejores argentinos…hijos del pueblo que viven en nuestra lucha.

Mariano Marini
Movimiento Barrios de Pie La Plata-Berisso-Ensenada