8 de Marzo TODOS LOS DÍAS


NUESTRA VISION FRENTE A LA REACCION DE LA IGLESIA ANTE LA NUEVA LEY DE EDUCACION- PERSPECTIVA DE GÉNERO
Ante la Ley de Educación Nacional recientemente promulgada ha habido una significativa reacción de las jerarquías elevadas de la Iglesia católica, haciendo hincapié en el mantenimiento del carácter laico de la educación en la Argentina, en la especificación que se hace de la construcción de la memoria colectiva , en la participación de las organizaciones sociales y de los educandos en la toma de decisiones, y en la obligatoriedad de la educación sexual en los diversos niveles de enseñanza.
En nuestra ciudad, monseñor Aguer arremete diciendo que multiplicar las leyes no soluciona los problemas, cosa que conocemos de sobra. ¡Pero hay una gran diferencia entre tener una ley que sea una herramienta adecuada para avanzar y no tenerla! En manos de un gobierno con un proyecto nacional y popular una ley de educación es una palanca de cambio, constituye parte esencial de la política de Estado para la transformación de la sociedad.
Un peligro sobre el que se alerta es la "intromisión" de las organizaciones sociales en el ámbito escolar y que se conceda a los alumnos el derecho a participar en la toma de decisiones y la elaboración de programas y proyectos educativos, a partir de determinado nivel.¡Se ve que la jerarquía de la Iglesia católica olvidó ya hace mucho tiempo que la misma palabra iglesia significa convocatoria, reunión de la comunidad! Se hizo tan autoritaria y jerárquica que teme apelar a la comunidad y a todo el enorme potencial de transformación y crecimiento que esta encierra.
Otro de los principales centros de las objeciones de la Iglesia católica a la nueva ley de educación es el tema de educación sexual en los establecimientos educativos, la incorporación explícita de las leyes y programas de salud reproductiva y educación sexual y al protocolo de la CEDAW, la inclusión de la perspectiva de género, y el reconocimiento de los distintos tipos de familia que se dan en la realidad
En el siglo XX, se presionó siempre desde la iglesia católica para mantener a las mujeres en la ignorancia de su propio cuerpo y sus posibilidades. Aún ahora, restringe la información sobre los métodos de prevención del embarazo no deseado y del HIV-SIDA y las enfermedades de transmisión sexual, ignorando la realidad de la enorme extensión del embarazo adolescente y de estas enfermedades entre los jóvenes. Ahora, la Iglesia ha sacado su propia cartilla de enseñanza para el amor, como reacción ante la promulgación de la ley de educación y la obligatoriedad de la educación sexual en los colegios. En esta cartilla, si bien se explican los métodos de prevención del embarazo, no se habla de la prevención del SIDA y las enfermedades de transmisión sexual. Se apuesta a la virginidad prematrimonial y a la castidad como únicas opciones. En lo social, también se desestiman otros modelos de familia que no sea la tradicional. De todos modos, es un avance que la Iglesia haya presentado su propio manual de educación sexual, y que esté dispuesta a impartirla por etapas, en todos los niveles de la educación. Es un reconocimiento implícito de la realidad, que demuestra la necesidad de preparar a niñas y varones para asumir su sexualidad y la responsabilidad en el momento de encarar la posibilidad de poner una nueva criatura en el mundo.

En el siglo XX, se presionó siempre desde la iglesia católica para mantener a las mujeres en la ignorancia de su propio cuerpo y sus posibilidades. Aún ahora, restringe la información sobre los métodos de prevención del embarazo no deseado y del HIV-SIDA y las enfermedades de transmisión sexual, ignorando la realidad de la enorme extensión del embarazo adolescente y de estas enfermedades entre los jóvenes. Ahora, la Iglesia ha sacado su propia cartilla de enseñanza para el amor, como reacción ante la promulgación de la ley de educación y la obligatoriedad de la educación sexual en los colegios. En esta cartilla, si bien se explican los métodos de prevención del embarazo, no se habla de la prevención del SIDA y las enfermedades de transmisión sexual. Se apuesta a la virginidad prematrimonial y a la castidad como únicas opciones. En lo social, también se desestiman otros modelos de familia que no sea la tradicional. De todos modos, es un avance que la Iglesia haya presentado su propio manual de educación sexual, y que esté dispuesta a impartirla por etapas, en todos los niveles de la educación. Es un reconocimiento implícito de la realidad, que demuestra la necesidad de preparar a niñas y varones para asumir su sexualidad y la responsabilidad en el momento de encarar la posibilidad de poner una nueva criatura en el mundo.


Marta Gurini - MUJERES EN MOVIMIENTO - La Plata