NUEVO ESCENARIO POLITICO, NUEVOS DESAFIOS


Se hace visible que la realidad política ha entrado en un nuevo escenario en el país, bien distinto al que teníamos hace un año atrás, cuando nacía el FAP. En aquel entonces el oficialismo estaba férreamente unificado tras de la figura de Cristina Kirchner, que ostentaba un sólido respaldo para lograr su reelección presidencial. Apoyo que a su vez tenía un anclaje claro en una situación económica desahogada; que convocaba mayoritariamente a la ciudadanía a sostener la continuidad de aquella, despertando expectativas de que por fin el país saldría adelante.
En estos días dichas esperanzas ciudadanas van poco a poco desapareciendo. No es para menos, la ficción de un crecimiento imparable difundida en su momento por el kirchnerismo en campaña, va dando lugar a un freno productivo creciente. La crisis internacional que no amengua, sumado a la política económica del gobierno de un largo tiempo a esta parte, han terminado por impactar, generando un escenario que podemos denominar de “stagflation”; es decir, de recesión con inflación. Lo que golpea -y lo hará más aun- sobre amplias capas sociales. En primer lugar en los más humildes y los trabajadores, pero también irá hacía segmentos extendidos de las clases medias.
Este escenario, que preanuncia fuertes cuestionamientos al gobierno nacional, ha adelantado el conflicto interno dentro del oficialismo y en particular en el partido justicialista. Es allí donde debemos ubicar la sistemática ofensiva de la presidenta y su círculo cercano sobre Scioli, habida cuenta de que los planes reeleccionistas de aquella empiezan a verse comprometidos. También la puja abierta con Moyano, y la búsqueda de desplazarlo de la CGT aun a costa de terminar recurriendo a lo peorcito del sindicalismo menemista para lograrlo.
Como se puede inferir, poco tiene que ver esto de nuestros días -y de los tiempos que se avecinan- con lo que pasaba hace solo un año atrás. De lo que se trata entonces para el Frente Amplio Progresista, acorde al lugar que nos dio la ciudadanía, es de responder adecuadamente a los nuevos desafíos del momento.
En primer lugar debemos insistir -como predica Hermes Binner- que en situaciones como estas, que pintan duras para muchos, el gobierno debe convocar al diálogo a los sectores sociales y políticos representativos. Mal camino la soberbia, el confrontar con todos. La crispación genera más crispación, y se agrandan los problemas.
No obstante, esta vocación por resolver todo lo que se pueda hablando, no significa que no tomemos como propias la reivindicaciones de quienes son afectados por el rumbo de la nación, y la defensa de sus derechos. No seremos indiferentes frente a una pobreza y desocupación creciente, ni ante una inseguridad que se extiende y profundiza. Tampoco aceptaremos calladamente la afectación del federalismo, o la búsqueda de impunidad para la corrupción.
Pero por sobre todas las cosas es nuestra responsabilidad como principal fuerza de oposición, construir vigorosa una nueva y muy amplia representación política que genere confianza y esperanza en nuestros compatriotas que una Argentina mejor es posible. Nos dieron un mandato -millones- en las elecciones del 2011: oponernos a este modelo en curso y trabajar para reemplazarlo en las próximas presidenciales. Ese camino vamos recorriendo.

HUMBERTO TUMINI
MOVIMIENTO LIBRES DEL SUR - FRENTE AMPLIO PROGRESISTA