BAJA DE EDAD DE IMPUTABILIDAD: LEJOS DE LA SOLUCIÓN, UN NUEVO PROBLEMA: CONVERTIR A LA VICTIMA EN VICTIMARIO

“Nos dicen que robamos pero es la policía la que nos hace robar”

Hay un discurso represivo contra los niñxs. Miles de niñxs atraviesan situaciones de vulneración, maltrato, violencia física, abandono, desnutrición, y un sinnúmero de formas criminales. Mientras tanto, la sociedad no parece registrarlo, no tiene reacción, lo tolera o actúa

como si los delitos contra seres indefensos tuvieran atenuantes o el Estado no fuera responsable. En cambio, si un niño/a roba o mata a un comerciante salen a la calle para reclamar con indignación. Y los medios amplifican y abonan la idea de que estamos en riesgo de ser atacados por “hordas de menores peligrosos y asesinos”.

La estigmatización que hacen los medios de comunicación y la irresponsabilidad con que se difunden cifras de “menores delincuentes” es inadmisible, por estar infundada y por ser deliberadamente distorsionada.


El delito y la inseguridad tienen responsables bien definidos:

El Estado que sostiene niveles de pobreza, indigencia e inequidad aún después de siete años de crecimiento económico y que no parece que quiera revertir.

La corrupción policial, que como es harto sabido está presente detrás de la enorme mayoría de los delitos que se cometen; en especial en la provincia de Buenos Aires. Esto, sumado a la complicidad de sectores significativos de la justicia y el poder político, haciendo negocios con el delito de los menores, incentivándolos a delinquir y luego responsabilizándolos de la inseguridad.

La penetración del negocio de la droga en la sociedad que diezma a nuestros niñxs y deja impunes a los grandes narcotraficantes y lavadores de dinero. ¿Será que con ese dinero se aceitan también los grandes negocios, la política y la fortuna personal de una buena parte de los dirigentes?

El sistema carcelario actual y en el caso de los menores, la situación de casi todos los institutos, hacinamiento maltrato y tortura. Muy conveniente como escuelas de delincuentes.

Sería bueno acabar con la hipocresía y decir con todas las letras que aquellos que proponen LA MANO DURA, sin explicar qué es lo que hay por detrás de los delitos de niñxs y adolescentes y sin abordar las causas reales ni proponer soluciones a las mismas, son los verdaderos responsables.

Técnicamente, como señala el defensor oficial del Fuero Penal Juvenil de La Plata. Julián Axat, bajar la edad de imputabilidad significaría avanzar sobre la franja de delitos insignificantes, con el fin de criminalizar causas que alcanzarían niveles de espectacularidad mediática, haciendo ver a la totalidad como problema estructural, electoral, irreal.

La baja de la edad de imputabilidad es un hecho fáctico que la justicia penal hoy maneja a discreción. Los menores de 16 años que cometen hechos graves son encerrados en cárceles (institutos), pero son tratados como objetos de protección, mientras se le impide acceder a un debido proceso.

Legalizar la baja de edad de la imputabilidad implicaría desplazar la criminalización sobre el 98 por ciento de las causas de menor cuantía que son remitidas ante un debilitado Sistema de Promoción y Protección, y al Fuero de Familia; para ensanchar la ingeniería de un costoso y monstruoso Sistema Penal.

Si bien el proyecto concensuado que cuenta con media sanción del Senado bajaba la edad de imputabilidad a los 14 años, otorga derecho de defensa y juicio justo, e impide el encierro aún por hechos graves. La cuestión es un balance racional en política criminal. Si por el 2 por ciento de hechos graves cometidos por menores, más allá de su espectacularidad, hay que sacrificar al resto que comete hechos de bagatela, cometeríamos una irracionalidad.

La baja de edad de imputabilidad es una tendencia retrograda dentro del derecho y es contrapuesta a la convención internacional sobre los Derechos del Niño, que nuestro país ratificó y tiene rango constitucional a partir de 1994.

Para abordar la problemática de la inseguridad es necesario fortalecer las instituciones de seguridad y justicia con mayor control por parte del estado y de la ciudadanía.

Lxs niñxs dejarán de estar en riego sólo si existe una más justa distribución de la riqueza que garantice más y mejor trabajo. Es primordial multiplicar los presupuestos de salud, desarrollo social y educación para garantizar la inclusión con políticas participativas y de organización social.

No queremos un sólo niño y niña mendigando si no en las escuelas con educación de calidad. No queremos la complicidad política y policial con la que cuentan los vendedores de drogas, que utilizan a los menores y, además, les venden. No queremos ni un solo niño ni una sola niña expuestos al peligro y viviendo en las calles.


ANA RAMOS

Libres del Sur en el Movimiento Proyecto Sur