AGUA, COMPUESTO ELEMENTAL DE LA VIDA TODA : “ORO AZUL”
El
planteamiento de que el agua del planeta es inagotable es trágicamente erróneo.
El caudal de agua dulce no alcanza ni la mitad del uno por ciento de toda el
agua de la tierra. El
resto es agua salada, o forma parte de los hielos polares y de los glaciares.
Debido a
la congestión de las grandes urbes, a la deforestación, al desvío de las aguas
por necesidades de irrigación agrícola y EL USO DE NUEVAS TECNOLOGÍAS, hasta
esta ínfima parte de agua dulce (1%) está desapareciendo a la par que se va
secando la superficie de la tierra; a este ritmo, el agua de todas las cuencas
de los ríos de todos los continentes irá agotándose de manera ininterrumpida.
Según las
Naciones Unidas, el agua potable ya escasea
para mil millones de personas. De
seguir así, de aquí al año 2025, la demanda de agua dulce llegará a superar la
disponible hoy día en un 56 por ciento
A medida
que se va intensificando la crisis del agua, los gobiernos del mundo entero -
presionados por las grandes multinacionales - están abogando por una solución
radical: la privatización, la reificación y el desvío masivo de las aguas. Los
partidarios de este sistema opinan que esta sería la única manera de poder
abastecer a los lugares del mundo donde se padece sed. Empero, sabemos por
experiencia que la venta del agua en un mercado abierto no sirve para colmar
las necesidades de los pobres y sedientos. Muy al contrario, el agua
privatizada termina en manos de quiénes pueden pagar por ella, tales como las
personas y ciudades pudientes, y las industrias que hacen un uso intensivo del
agua, entre las que cabe mencionar la agricultura y la de alta tecnología.
"El agua fluye río arriba, hacia el
dinero", comentaba un residente en pleno desierto de Nuevo México, cuando
el agua de su localidad fue desviada para uso y beneficio de una industria de
alta tecnología." Siendo el caso en Argentina de Mina La Alumbrera,
Andagalá, Pascua Lama, Malargue entre otros, con la consecuente contaminación
de las napas de agua y en detrimento de los glaciares y la salud pública.
El
impulso hacia la reificación del agua surge en un momento en que el impacto
social, político y económico de la escasez del agua va convirtiéndose
rápidamente en una fuerza desestabilizadora, que hace brotar conflictos
relacionados con el agua en muchas partes del mundo y que llevan a guerras por
el agua.
Importantes
organizaciones dedicadas a la investigación y al medio ambiente: el Worldwatch
Institute, el World Resources Institute y el programa de Naciones Unidas sobre
medio ambiente llevan más de diez años alertando : si el consumo de agua sigue
incrementándose al ritmo actual, los resultados serán devastadores para la
tierra y sus habitantes. Grupos tales como International Rivers Network,
Greenpeace, Clean Waters Network, Sierra Club y Friends of the Earth
International, junto con miles de grupos comunitarios del mundo entero, están
luchando contra la construcción de nuevas presas, y buscando rehabilitar los
ríos y pantanos en deterioro, enfrentándose a la industria por la contaminación
de las aguas y protegiendo las ballenas y otras especies acuáticas de la caza y
de la sobrepesca. En
algunos países, los especialistas han logrado encontrar nuevas y alentadoras
soluciones a estos problemas.
NOS DEBEMOS
PREGUNTAR ENTONCES:
¿A quién
le pertenece el agua? ¿Acaso debe pertenecer a alguien? ¿Debería ser
privatizada? ¿Qué derecho tienen las grandes multinacionales a adquirir los
sistemas hidrológicos? ¿Acaso debe el agua ser intercambiado en un mercado
abierto como una mercancía cualquiera? ¿Qué leyes son necesarias para proteger
el agua? ¿En qué consiste el papel del gobierno? ¿Cómo pueden los países ricos
en recursos hídricos compartir el agua con los países menos afortunados? ¿Quién
es el guardián de la sangre que le da vida a la naturaleza? ¿Cómo puede el
ciudadano de a pie involucrarse en el proceso?
Hay análisis y recomendaciones que se basan en el
principio que el agua es parte del patrimonio de la tierra y que como tal debe
preservarse en el dominio público por todos los tiempos y protegerse mediante
rigurosas leyes locales, nacionales e internacionales. Lo que está en juego es
la noción de los bienes comunes, es decir la idea que a través de nuestras
instituciones públicas reconocemos la existencia de un patrimonio humano y
natural común que ha de ser preservado para las generaciones venideras. Cada
localidad debe de actuar como el perro guardián de nuestras aguas y de nuestros
otros bienes naturales estableciendo principios para controlar el uso de tan
preciados recursos.
Ante todo
es menester proceder a una reestructuración radical de nuestras sociedades y
estilos de vida, con el fin de impedir que la superficie de la tierra quede
deshidratada, y aprender a convivir con los ecosistemas creados para alimentar
la vida en derredor del agua. Y debemos renunciar a la comodísima noción de que
podemos usar y abusar impunemente de los preciados recursos acuáticos del
mundo, ya que de alguna manera la tecnología terminará por aportar soluciones.
No hay "arreglo" posible para un planeta en el que se ha agotado el
agua.
Ha
llegado el momento de adoptar una postura clara, con principios bien definidos,
para poner alto a la devastación sistemática de los sistemas hidrográficos del
mundo. A largo plazo, las naciones-estado tendrán que disponer de nuevas
herramientas para establecer la normativa y las protecciones necesarias para
salvar sus sistemas hidrográficos. Se debe desarrollar un derecho internacional
que reconozca las obligaciones sociales del capital mundial en lo que se
refiere a los intereses de los bienes comunes acuáticos del mundo, y que tenga
el poder ejecutorio necesario. Pero si queremos salvar el planeta tierra, lo
más fundamental es que sus ciudadanos empiecen a movilizarse sin perder ni un
segundo más.
Y para
finalizar recordemos EL ACUÍFERO GUARANÍ
Abarca
BRASIL, ARGENTINA, PARAGUAY Y URUGUAY
Sin dudas
la más grandes de las reservas de agua dulce del mundo se encuentra en América
del sur; el Acuífero Guaraní.
América del
Sur cuenta con el 6% de la población mundial, pero cuenta con el 26% del agua
dulce utilizable del planeta. En la cuenca Amazónica se haya el 16% de esta reserva y
es más que suficiente para abastecer a toda la mundial.
Se trata
de una reserva subterránea que cubre casi 1,2 millones de kilómetros cuadrados
y la cantidad de agua con la que cuente se estima en 50.000 kilómetros
cúbicos.
Si bien
hay varias reservas de agua dulce en el mundo, recuerda cuidar, apreciar y
ahorrar cada gota de agua.
Dr Nemesio San
Román
ISEPCI La Plata